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Sueño y descanso

Las personas afectadas de ELA, frecuentemente tienen alteraciones del sueño que pueden estar motivadas por distintos factores.

El sueño cumple una función reguladora y reparadora en nuestro organismo. El dormir bien favorece la recuperación de la fatiga muscular y mental. Lo importante no es la cantidad de horas que se duerme sino la calidad del sueño. Por otra parte, no todas las personas necesitan dormir lo mismo. Las personas afectadas de ELA, frecuentemente tienen alteraciones del sueño que pueden estar motivadas por distintos factores.

¿Qué factores pueden alterar el sueño?

Algunos factores están relacionados directamente con los síntomas de la enfermedad, como son:

* Debilidad muscular.

* Inmovilidad.

* Calambres que suelen aparecer con frecuencia al principio de la noche.

* Espasticidad muscular.

* Dolor.

* Exceso de saliva (sialorrea).

* Alteraciones respiratorias como la ortopnea o sensación de ahogo cuando se está en la cama.

Otros factores son debidos a la preocupación que ocasiona la propia enfermedad, en cuanto a su evolución y expectativas futuras. Finalmente hay factores situacionales que condicionan la calidad del sueño, tales como los efectos de la medicación, la temperatura ambiental inadecuada, los hábitos de sueño inapropiados, la edad, etc.

Estos factores, actuando bien de forma aislada o interrelacionada, pueden provocar alteraciones del sueño, tales como dificultad para dormirse, despertar prematuro, ritmo de sueño invertido, insomnio, etc.

Las consecuencias de no tener un sueño efectivo, van a ser:

ß Nerviosismo o irritabilidad.

ß Falta de concentración.

ß Tristeza, ansiedad o depresión.

ß Cefalea matutina.

ß Somnolencia diurna.

ß Mayor cansancio o fatiga.

¿Cómo puede mejorar la calidad del sueño?

En primer lugar es conveniente que usted conozca su patrón habitual de sueño y valore sus necesidades reales de descanso. Es importante que duerma sólo lo necesario y evite las siestas, estableciendo un horario fijo para levantarse y acostarse. Haga una cena ligera y procure no acostarse hasta dos horas después de cenar. Para evitar las contracciones que produce el estómago vacío, puede tomar algún alimento suave antes de acostarse, por ejemplo, un vaso de leche tibia o una infusión relajante, como manzanilla, valeriana, tila, etc.

El baño caliente antes de acostarse relaja y produce bienestar, especialmente si usted tiene molestias debidas a calambres o espasticidad. En este caso también puede resultar útil que un familiar o su cuidador le apliquen un masaje relajante.

Vacíe el intestino y la vejiga antes de irse a la cama.

Cuide que el entorno facilite su sueño, controlando la luz, la temperatura y los ruidos de su habitación.

Adopte una postura cómoda, si lo precisa eleve la cabecera de la cama o colóquese cojines o almohadas. .

Para evitar el peso y el roce de la ropa se puede colocar un arco.

Existen otras medidas facilitadoras del sueño a las que usted puede recurrir antes de iniciar un tratamiento farmacológico, tales como, ejercicios aeróbicos, si es posible dentro del agua; técnicas de relajación; musicoterapia; etc.

Finalmente, es importante que conozca las causas que le provocan la alteración del sueño para poder combatirlas, ya que no siempre estas recomendaciones generales pueden ser suficientes; por ejemplo, si usted no duerme por un exceso de saliva, un problema respiratorio, o una alteración emocional, deberá consultar con un especialista para adoptar medidas específicas.

Fuente: Asociación Española de Esclerosis Lateral Amiotrófica

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