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La solución para tratar la ELA podría estar en Toledo

El trabajo que lidera la investigadora toledana Carmen María Fernández-Martos estudia la relación de la obesidad con el riesgo de desarrollar ELA para encontrar nuevas terapias.

Una pregunta un tanto enrevesada para los profanos en la materia: ¿Esconde el metabolismo la solución para tratar la ELA (esclerosis lateral amiotrófica)? A esta cuestión pretende dar respuesta una investigadora toledana, Carmen María Fernández-Martos, quien desde el Hospital Nacional de Parapléjicos lidera, a partir de septiembre, un proyecto de investigación junto con otras instituciones y universidades extranjeras.

Su trabajo se centra en investigar la relación de la obesidad con el riesgo de desarrollar ELA con el fin de contribuir a encontrar nuevas terapias para tratar esta enfermedad. La investigadora toledana explica a ABC que «la obesidad afecta a la leptina, una hormona con un papel clave en la regulación del apetito y la inflamación, y se asocia a un menor riesgo de padecer la patología, confiriendo una ventaja de supervivencia en los pacientes por su impacto directo sobre el metabolismo».

Este proyecto, con un plazo de tres años, es el primero de estas características que conceden en Castilla-La Mancha y va a contar con una ayuda de medio millón de euros provenientes de una de las entidades más prestigiosas en I+D, como es la Fundación «la Caixa», ha sido seleccionado entre otros muchos. En total, se presentaron 629 propuestas, 165 en el área temática de Neurociencias, que es donde se enmarca este estudio y sólo 15 trabajos pasaron a fase de defensa por cada panel, de los cuales únicamente 5 proyectos han sido concedidos. Además de esos 5 finalistas, de entre las propuestas presentadas centradas en ELA, uno, el mejor valorado por el panel de expertos internacionales, es además financiado por la Fundación La Caixa y La Fundación Luzón.

Participantes en el proyecto
El estudio, que coordina como investigadora principal y «project leader» Fernández-Martos en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, se enmarca dentro de un consorcio internacional formado por varias instituciones académicas. Entre los integrantes que lo conforman, están la doctora Nuria del Olmo, de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo CEU de Madrid; el doctor Jemeen Sreedharan, del «Maurice Wohl Clinical Neuroscience Institute del King´s College of London», y la profesora asociada, la doctora Anna King, del «Wicking Research Education Center» de la Universidad de Tasmania (Australia), donde la investigadora toledana estuvo durante casi cuatro años.

Además, contará con dos investigadores asesores: uno de la Universidad de Brisbane (Australia) y otro de la Universidad de Oxford (Estados Unidos), que participan de forma directa en la ejecución del proyecto y son expertos en la materia.

Tal y como cuenta la coordinadora del grupo de investgadores, «Metabolep, una potencial diana terapéutica para la ELA dirigida al metabolismo: Leptina —nombre que recibe el estudio—es un proyecto de investigación básica que emplea modelos animales de relevancia preclínica que persiguen trasladar los resultados a los humanos, validando los resultados más importantes en muestras humanas, referentemente de plasma o con un biobanco de tejidos post mórtem».

«La idea es que, a día de hoy, se sabe que los enfermos de ELA tienen un metabolismo acelerado, aunque se desconocen las causas. ¿En qué se traduce esto? Consumen mucho más rápido que una persona sana el aporte calórico que conlleva una ingesta alimenticia, lo que tiene una repercusión, a su vez, sobre el sistema muscular porque afecta a las neuronas motoras, que por estas alteraciones metabólicas, entre otras causas, dejan de enervar el músculo y dejan de funcionar debido a que neurodegeneran», explica Fernández-Martos.

Metabolep parte de los resultados de dos recientes estudios de 2017 y 2019, que han comprobado que pacientes con ELA que tienen un índice de masa corporal elevado tienen un curso clínico más lento y menos severo, y que las personas obesas tienen un menor riesgo de padecer esta enfermedad.

 

A más obesidad, menos ELA
Estos estudios epidemiológicos han analizado en muestras de plasma de pacientes con ELA si diferentes biomarcadores relacionados con el metabolismo, podían estar asociados con la supervivencia de estos pacientes, ser empleados para el diagnóstico o correlacionarse con la duración de la enfermedad, resultando que la leptina ha sido el marcador que ha reaccionado positivamente con ese curso clínico más lento de la enfermedad.

Según esos estudios, señala Fernández-Martos, «dentro de las moléculas relacionadas con el tejido adiposo que se han examinado hay que analizar si el aumento en el plasma tiene que ver con el proceso clínico de la enfermedad, con el objetivo de que sirvan como un método de predicción o usarlas como biomarcadores. Una de ellas es la leptina, que es la hormona por excelencia que regula el apetito, que controla el gasto energético y que está muy implicada en diabetes y obesidad».

La misión del proyecto, apunta su coordinadora, «es llevar la información de la que se dispone actualmente mucho más allá y poder estudiar en modelos animales si se trata de tener más o menos leptina; es decir, que los pacientes puedan llegar con los niveles más bajos de esta hormona o niveles medios-altos. Sin embargo, como en estos casos no funciona de manera correcta, ocurriría lo mismo que le ocurre a una persona obesa, aunque se desconocen los mecanismos que propician esto, y es ello en lo que trabajaremos ».

«Nosotros lo que queremos —continúa Fernández-Martos— es, empleando una intervención nutricional, regular de una manera más fisiológica los niveles de leptina en un modelo animal con un curso clínico similar al observado en humanos, por lo que los resultados serán mucho más extrapolables al contexto de un paciente de ELA en el futuro. Esta intervención nutricional también nos va a permitir determinar qué ocurre con la leptina y con sus mecanismos de acción, estudiando varios aspectos de la enfermedad, lo que nos dará información acerca de cómo de útil podrían ser estas estrategias de regulación desde un punto de vista clínico».
Por otro lado, lo que buscan con este proyecto es saber si va a servir para arrojar información para el diseño de fármacos que permitan potenciar o, por el contrario, silenciar alguno de los mecanismos de acción de la leptina en el sistema nervioso central. Y, además, los trabajos van a arrojar luz acerca de si la leptina puede ser un biomarcador que correlaciona con el curso clínico de la patología en estos modelos.

Según la investigadora toledana, los trabajos con modelos animales se llevarán a cabo los dos primeros años en Europa, siendo las pruebas con animales en el Hospital Nacional de Parapléjicos y los estudios de neuroplasticidad, en la Universidad San Pablo CEU de Madrid. El tercer año será en la Universidad de Tasmania (Australia). Allí se validaran los resultados más relevantes, empleando muestras humanas y empleando ratones «knock-in» —es decir, con la mutación en el mismo genoma del animal— y se estudiarán en neuronas motoras los mecanismos de acción de la leptina. En general, por las características de los modelos animales de estudio, los resultados podrán servir no sólo para la ELA, sino también para otras enfermedades neurodegenerativas, lo que demuestra la magnitud y la ambición del proyecto.

Fuente: Abc.es