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Consejos para asear a personas dependientes en casa

Cuando una persona se ve aseada y arreglada se encuentra mejor física y psicológicamente y tiende a aislarse menos.

La actitud fundamental es la paciencia, amabilidad y cariño para hacer receptivo al enfermo, el cual en los casos de demencia, necesita seguir teniendo cierta intimidad para sentirse tranquilo, y por lo cual es aconsejable que las puertas del aseo se cierren durante el baño. Manteneniendo la habitación destinada al aseo caliente, sin corrientes para evitar posibles enfriamientos.
La utilización de palabras suaves y tranquilizadoras, caricias, incluso cantar algo suave o poner una agradable música puede favorecer una actitud más tranquila en el enfermo.

Debemos favorecer en lo posible la autonomía del enfermo, dejándole hacer a él solo lo que aún pueda, y ayudándole solamente en las tareas que le causen dolor o que ya no pueda recordar cómo hacerlas en caso de demencia. Procurar que hagan tareas sencillas de colaboración como sujetar la toalla, que colaboraren en ciertas posturas que nos faciliten la labor voluntariamente sin necesidad, siempre que sea posible, de obligarlos, lo que puede hacer que se bloqueen y nos ofrezcan una resistencia mayor.

Se aconseja ir explicándoles los pasos que se van a seguir, para que no les pille por sorpresa el chorro de agua de la ducha en la cabeza que podría asustarles y ponerles muy agitados. Debemos procurar en caso de ducha de ir mojándolos poco a poco y explicando cada paso, ahora el pelo, cierra los ojos un poco.
A la hora de vestirse o desvestirse también en lo posible debemos fomentar que ellos mismos hagan todas las tareas que puedan realizar solos, aunque ello suponga más tiempo y siempre con nuestra supervisión, esto con motivo de que sigan activos el mayor tiempo posibles.

Se debe estar atentos a sus comentarios sobre si tienen frío, si les quema el agua o se les mete jabón en los ojos. Si la persona se siente atendida y ve que puede pedir algo y será escuchada, se sentirá más cómoda y segura.
Mantener la higiene diaria es fundamental para mantener la piel en perfecto estado y así evitar la suciedad (Sudor, orina, heces, secreciones) que puede provocar infecciones, prevenir úlceras por presión, estimular la circulación e incluso mejora de la autoestima del paciente al encontrarse aseado y arreglado, mejorando su estado psicológico.

Es fundamental tener todo preparado antes de empezar el aseo. En caso de aseo en el cuarto de baño, debemos tener la habitación caldeada, las toallas para un adecuado secado antes de vestirle, jabones, esponjas y cremas. Es conveniente dejar preparada la ropa que se pondrá al terminar el aseo, al fin de evitar tener que dejarlo sólo desnudo mientras vamos a por ella o trasladarlo sin ropa a otra habitación para evitar un posible enfriamiento. En caso de uso de pañales o compresas, tenerlos siempre a mano. Al menos la ropa interior deberá cambiarse y ponerse limpia cada día.
La ducha o baño debe contar con agarraderos o asideros para que el enfermo pueda sujetarse y proporcionándole seguridad, evitando así posibles caídas. En algunos casos en el que el paciente no se sujete bien, conviene instalar una silla para ducha.

Debemos controlar la temperatura del baño constantemente y poner alfombras de goma dentro y fuera de la ducha o bañera para evitar resbalar.
Usar jabones neutros que no resequen y limpiar y secar bien la piel al terminar, prestando atención a los pliegues cutáneos como axilas, ingles o entre los glúteos. Limpiar y secar bien el pliegue prepucial que es una zona sensible a infecciones por falta de higiene. Procurar no irritar la piel frotando demasiado y luego se puede aplicar una crema hidratante masajeando para activar la circulación y mantener la piel hidratada.

Lavar el cabello con champú suave al menos dos veces a la semana, masajeando pero sin frotar demasiado para no provocar posibles irritaciones y aclarar bien para evitar descamaciones o alergias. Al terminar secar bien todo el cabello, sobro todo de las señoras usando secador para evitar enfriamientos.

Cuando una persona se ve aseada y arreglada se encuentra mejor física y psicológicamente y tiende a aislarse menos.
Los pies requieren un especial cuidado. Tenemos que secarlos muy bien sin olvidar hacerlos entre los dedos y observar posibles problemas como durezas, callos, uñas que se clavan en la carne, en cuyo caso podemos programar una visita de un podólogo que lo revise y se encargue de eliminar adecuadamente el problema. En personas diabéticas tenemos que tener siempre un especial cuidado de los pies, utilice calcetines de hilo o algodón.

Fuente: siempre méxico

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