Saltar al contenido

Describen nuevos biomarcadores para la ELA enfocados en el diagnóstico precoz

Pero ahora, el Dr. Fei Song, director de este proyecto, ha revisado los datos usando nuevas técnicas.

La ELA es una enfermedad neurodegenerativa que comienza manifestándose en un foco inicial, donde se inicia la parálisis muscular y desde donde se va expandiendo conforme las motoneuronas de la médula espinal y el cerebro van muriendo.

Una de las razones por las que el diagnóstico de la ELA no es posible hacerse tempranamente; es la falta de biomarcadores que se asocien a la enfermedad de modo inequívoco.

Sin embargo, los investigadores creen que los cambios celulares que desembocan en la muerte de las motoneuronas deben generar cambios que se puedan identificar incluso antes de que los síntomas se detecten.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois ha encontrado cambios en las poblaciones neuronales de pacientes de ELA que podrían ser usados como biomarcadores.

Este equipo de científicos encontró en el año 2010 que las motoneuronas de la médula espinal de doce pacientes, recogidas de regiones menos afectadas por la degeneración y que representarían estadios tempranos de la enfermedad, eran significativamente diferentes a las motoneuronas de personas sanas. Pero ahora, el Dr. Fei Song, director de este proyecto, ha revisado los datos usando nuevas técnicas. Al examinarlos de nuevo; se dieron cuenta de que el conjunto de células de pacientes de ELA era muy distinto al de individuos sin enfermedad neurodegenerativa.

Las diferencias en los genes activos en las muestras de pacientes les permitieron identificar; dos tipos diferentes de motoneuronas y dos tipos de microglía que no estaban presentes en individuos sanos.

Estos resultados apoyan la hipótesis de que las interacciones físicas entre neuronas y glía son importantes para el desarrollo de la enfermedad; y que enfocándose en aquellas interacciones que resulten específicas de la enfermedad; se podrán diseñar terapias con el fin de ralentizar la progresión de la enfermedad.

Fuente: Fundación luzón