Desde muy pequeña, Breanna encontró en el baile una pasión que la acompañó a lo largo de toda su vida.
Comenzó tomando clases de ballet y jazz, donde no solo perfeccionaba su técnica, sino que también encontraba una manera de expresarse libremente. Para ella, bailar no era solo un pasatiempo, sino una parte esencial de su identidad, un espacio donde podía ser auténticamente ella misma.
Sin embargo, a los 28 años, Breanna recibió una noticia que cambiaría su vida para siempre: fue diagnosticada con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Este diagnóstico fue devastador, ya que sabía que la ELA afectaría gradualmente sus músculos y su capacidad de moverse, lo que incluía el baile, su mayor pasión.
A pesar del impacto emocional que le causó esta noticia, Breanna decidió enfrentar la enfermedad con una actitud valiente y determinada. En lugar de rendirse, optó por seguir bailando, aunque tuviera que adaptarse a las nuevas limitaciones que su cuerpo le imponía. La progresión de la ELA comenzó a afectar su movilidad, pero ella continuaba asistiendo a clases y se adaptaba a los movimientos que su cuerpo aún podía realizar.
“Mi vida cambió por completo. El simple hecho de escuchar la palabra ‘ELA’ fue aterrador. Sabía que mi vida nunca sería la misma”, dice Breanna al recordar el momento en que recibió el diagnóstico. A pesar de esto, su determinación no flaqueó. “El baile ha sido una parte tan importante de mí que no quería dejarlo atrás. No importa cuánto me limite la ELA, siempre encontraré una forma de seguir moviéndome”.
El apoyo de su comunidad fue un pilar fundamental en esta etapa de su vida. Su familia, amigos y colegas estuvieron a su lado en todo momento, ofreciéndole su cariño y ayuda, lo que le permitió seguir adelante con una actitud positiva. La red de apoyo que construyó alrededor de ella le ayudó a sobrellevar las dificultades físicas y emocionales que trajo consigo la enfermedad.
“El apoyo de mis seres queridos ha sido increíble. Me han ayudado a recordar que no estoy sola en esto, y eso ha marcado toda la diferencia”, comenta Breanna con gratitud. “Aunque no siempre puedo hacer todo lo que solía hacer, ellos me animan a encontrar nuevas maneras de disfrutar la vida y el baile”.
Breanna también se apoyó en su espíritu luchador. Aunque la ELA limitaba su cuerpo, su amor por el baile seguía intacto. Encontró maneras de seguir conectada con su pasión, incluso cuando ya no podía moverse de la misma manera que antes. Para Breanna, el baile era mucho más que movimientos físicos; era una manera de expresarse, de conectarse con su ser interior y con los demás.
“Ya no puedo hacer las mismas piruetas y saltos que solía hacer, pero eso no significa que haya dejado de bailar. El baile sigue vivo en mí, aunque ahora sea de una forma diferente”, dice con una sonrisa. “Se trata de seguir adelante, de encontrar alegría en los pequeños movimientos, en la música, en el simple hecho de estar presente”.
La historia de Breanna es un claro ejemplo de resiliencia. Su diagnóstico de ELA no le robó la esperanza ni el deseo de seguir disfrutando de lo que más amaba. Aunque la enfermedad transformó su vida de manera drástica, ella eligió seguir adelante con valentía. Breanna nos enseña que, incluso en medio de las circunstancias más difíciles, podemos encontrar fuerzas en nuestras pasiones y en el apoyo de nuestros seres queridos.
Su historia inspira a muchas otras personas que también enfrentan el diagnóstico de ELA, recordándoles que la enfermedad no tiene por qué definir sus vidas. Breanna es un símbolo de que, con el apoyo adecuado y una actitud positiva, es posible seguir adelante, sin dejar de disfrutar de los aspectos que hacen que la vida valga la pena.
Fuente: www.als.org/blog/